Hablar de medallas intervenidas es algo poco habitual en el mundo de la medalla conmemorativa. Puntualicemos primero que cuando hacemos referencia a intervenciones, aludimos ahora a aquellas realizadas sobre una pieza original; es decir, actuando sobre la obra de fábrica, por algún motivo, a posteriori.
En el mundo de la moneda éste es tema manido, puesto que el dinero ha sufrido fraccionamientos, forrados, limaduras, resellos y todo tipo de intervenciones en función de distintos devenires. En cambio, la medalla, sin valor económico de cambio, no ha padecido habitualmente alteraciones a posteriori más allá de que se les añadieran o eliminaran anillas para ser colgadas, otros patinados o las -desgraciadamente- más que habituales limpiezas -más o menos agresivas-.
Es por esto que encontrar medallas modificadas, sobre todo si hablamos de modificaciones con una clara intención simbólica, es algo rarísimo; y cuando se encuentran, motivo significado de mención. Y es por esto que mostraremos hoy un ejemplar de la medalla EIN 70 MILLIONEN VOLK / LEIDET / ABER STIRBT NICHT, icónica pieza del medallista alemán Karl Xaver Goetz.
Recordemos que la medallista de Goetz es la perfecta comunión entre la estética expresionista del primer tercio del siglo XX, y la más desgarrada sátira sobre los conflictos bélicos y sus consecuencias en los que se vio inmersa Alemania en ese mismo periodo. De hecho, este bronce fue fundido y fechado el 11 de noviembre de 1918 para recordar el armisticio que firmó Alemania con los aliados en los últimos coletazos de la Gran Guerra, un pacto que denotaba la fuerza de Francia, Reino Unido y los Estados Unidos sobre el Imperio.
En el anverso del metal vemos al Michel alemán -personificación del pueblo teutón- que es ahogado por el comandante francés Foch, quien a su vez, es sostenido por John Bull -personificación del Reino Unido- mientras fuma con su pipa. Finalmente, el Tío Sam -personificación de EEUU- le ata las piernas al Michel. En el reverso, Goetz, en contra de cualquier resignación, inscribe que EIN 70 MILLIONEN VOLK LEIDET ABER STIRBT NICHT (Un pueblo de 70 millones sufre, pero no muere).
Y es justamente en el último de los personajes citados arriba, donde la medallística nos muestra una de las intervenciones con mayor simbolismo del arte alemán. En una coloración sutil -casi inadvertida en la pieza original-, pero que al contrastarla se muestra evidente, un autor anónimo cargó las tintas -nunca mejor dicho- sobre el papel de los Estados Unidos en la sumisión de Alemania.
Como se observa, el Tío Sam, ni más ni menos, escupe fuego, ira, inquina… por su boca. El rojizo pintado sale del interior de la boca, pero también de los propios labios de la personificación estadounidense; esputa llamaradas rectas, firmes, heterogéneas en cuanto a su flama.
Bien es cierto que si uno atiende al detalle de la boca abierta que esculpió Goetz en el original, ésta parece abocar a cierta exhalación… por qué no, a cierta expresión de rabia; pero tuvo que llegar alguien coetáneo que, intervención en mano, dio a este ejemplar una connotación única en el arte de la medalla.